Rebeldía
Transité nocturno el camino del olvido
Entregado a las fauces del monstruo que me habita
Mordí con mis encías el cristal de su frío
Desgarré mi carne en el hedor de su osamenta
Retorciéndome en la ciénaga repté desde el averno
Escapándole al estiércol reaccionario de los dogmas
Que observaba, me juzgaba y sentenciaba
Con la nefasta moralina de sus normas
Vomité una a una sus insípidas purezas
Hasta quedar exangüe, informe
Sumergido en el álcalis del miedo
Y en el sorbo letal de la ignominia
Arranqué de mí, todos los sentires
César Bustamante
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